A propósito de Una película sobre parejas, de Natalia Cabral y Oriol Estrada
Una película sobre parejas, dirigida por Natalia Cabral y Oriol Estrada (o, como se verá, Oriol Estrada y Natalia Cabral) se pudo ver en el FICCI 61 dentro de la sección La gente que hace cine y lo que el cine le hace a la gente.
Desde República Dominicana, Natalia y Oriol, ambos egresados de la EICTV, son una pareja de cineastas que construyen una obra cinematográfica conjunta que navega entre el documental y la ficción.
Con la búsqueda de un tema para un nuevo documental como punto de partida, en Una película sobre parejas Natalia y Oriol se interpretan a ellos mismos. Tras acabar su última película y con la financiación de un inversor privado, ambos aceptan preparar y realizar un documental sobre diversas parejas de Santo Domingo que, como ellos dos, comparten su vida privada y profesional. Durante el rodaje de la película, la cámara opera como un espejo giratorio y el documental acaba habitando en un espacio ambiguo entre la realidad y la ficción. La propia obra se revela como un dispositivo que retrata y nos muestra que Una película sobre parejas es, en definitiva, una película sobre Natalia y Oriol.
“La idea es generar esa ambigüedad y que la gente al final no sepa qué es una relación y qué es el amor y qué es nada, ¿no? Porque uno no sabe nada”.
Como afirma el personaje de Oriol en la película, la obra se articula en la lógica del cine autorreferencial, donde a través de numerosas capas narrativas y con una profunda ironía asume que la realidad siempre es subjetiva y, por lo tanto, siempre estará filtrada por la ficción.
La proyección en el FICCI 61 contó con la presencia del director de fotografía de la película, Nicolás Ordóñez, quien confiesa que el equipo de rodaje no sabía lo que estaba sucediendo durante el registro de la película, tan solo Natalia y Oriol entendían qué es lo que estaban haciendo. Los mismos productores creían que la película que se estaba realizando era un retrato sobre varias parejas de Santo Domingo. Sin un guion previo, Una película sobre parejas se iba construyendo sobre la marcha, “como se hacía el cine antes” reivindica Nicolás Ordóñez, quien vivió durante la preproducción y el rodaje en casa de Natalia y Oriol, siendo partícipe de su intimidad y sin terminar de ubicar la frontera entre la realidad y la ficción de la relación entre la pareja de directores.
En la película, Natalia y Oriol se presentan como dos personajes que resultan ser víctimas de su propio invento, atrapados en su propia narrativa, queriendo hacer un cine sobre los otros que acaba hablando de ellos mismos. En cambio, durante el rodaje, los directores se dedicaban conscientemente a perseguir el conflicto, a dirigir la realidad hacia la ficción que ellos deseaban a través de la improvisación, de unos códigos internos y de una información dosificada hacia los demás integrantes de la película. Por lo tanto, en la narrativa que construyen Natalia y Oriol, ellos mismos actúan como sujetos subyugados por su obra, devorados por su propio cine.
Sumidos en el viaje de una serpiente que se muerde la cola, Natalia y Oriol nos abren la puerta de la trastienda del cine de autor. Con una brillante lucidez, se adentran en ese cuarto que esconde la alarmante precariedad de hacer cine, la despiadada penetración de este oficio en la vida privada y la difícil conciliación entre el ámbito personal y el profesional durante la realización de una película, la lucha de los egos autorales, las dificultades para encontrar una audiencia que dé una salida justa al cine independiente y un buen número de situaciones absurdas que desdibujan el sentido primario o la voluntad inicial de lo que significa hacer cine.
A pesar del óxido que esconde el oficio del cine, Una película sobre parejas no es una película que luche contra el cine. Una película sobre parejas es un ejercicio lúdico que ensalza, a su máxima potencia, el amor a la posibilidad y a la imposibilidad del cine. A través de una compleja elegancia narrativa la película provoca una reflexión, tanto del material fílmico como del proceso fílmico; al mismo tiempo, se ríe de las dificultades de la industria y reafirma las infinitas capacidades del cine como potencia narrativa, como un arte aún por inventarse.
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ROBAR A LA REALIDAD PARA HACER FICCIÓN - FICCI 61 (08)
A propósito de Una película sobre parejas, de Natalia Cabral y Oriol Estrada
Una película sobre parejas, dirigida por Natalia Cabral y Oriol Estrada (o, como se verá, Oriol Estrada y Natalia Cabral) se pudo ver en el FICCI 61 dentro de la sección La gente que hace cine y lo que el cine le hace a la gente.
Desde República Dominicana, Natalia y Oriol, ambos egresados de la EICTV, son una pareja de cineastas que construyen una obra cinematográfica conjunta que navega entre el documental y la ficción.
Con la búsqueda de un tema para un nuevo documental como punto de partida, en Una película sobre parejas Natalia y Oriol se interpretan a ellos mismos. Tras acabar su última película y con la financiación de un inversor privado, ambos aceptan preparar y realizar un documental sobre diversas parejas de Santo Domingo que, como ellos dos, comparten su vida privada y profesional. Durante el rodaje de la película, la cámara opera como un espejo giratorio y el documental acaba habitando en un espacio ambiguo entre la realidad y la ficción. La propia obra se revela como un dispositivo que retrata y nos muestra que Una película sobre parejas es, en definitiva, una película sobre Natalia y Oriol.
“La idea es generar esa ambigüedad y que la gente al final no sepa qué es una relación y qué es el amor y qué es nada, ¿no? Porque uno no sabe nada”.
Como afirma el personaje de Oriol en la película, la obra se articula en la lógica del cine autorreferencial, donde a través de numerosas capas narrativas y con una profunda ironía asume que la realidad siempre es subjetiva y, por lo tanto, siempre estará filtrada por la ficción.
La proyección en el FICCI 61 contó con la presencia del director de fotografía de la película, Nicolás Ordóñez, quien confiesa que el equipo de rodaje no sabía lo que estaba sucediendo durante el registro de la película, tan solo Natalia y Oriol entendían qué es lo que estaban haciendo. Los mismos productores creían que la película que se estaba realizando era un retrato sobre varias parejas de Santo Domingo. Sin un guion previo, Una película sobre parejas se iba construyendo sobre la marcha, “como se hacía el cine antes” reivindica Nicolás Ordóñez, quien vivió durante la preproducción y el rodaje en casa de Natalia y Oriol, siendo partícipe de su intimidad y sin terminar de ubicar la frontera entre la realidad y la ficción de la relación entre la pareja de directores.
En la película, Natalia y Oriol se presentan como dos personajes que resultan ser víctimas de su propio invento, atrapados en su propia narrativa, queriendo hacer un cine sobre los otros que acaba hablando de ellos mismos. En cambio, durante el rodaje, los directores se dedicaban conscientemente a perseguir el conflicto, a dirigir la realidad hacia la ficción que ellos deseaban a través de la improvisación, de unos códigos internos y de una información dosificada hacia los demás integrantes de la película. Por lo tanto, en la narrativa que construyen Natalia y Oriol, ellos mismos actúan como sujetos subyugados por su obra, devorados por su propio cine.
Sumidos en el viaje de una serpiente que se muerde la cola, Natalia y Oriol nos abren la puerta de la trastienda del cine de autor. Con una brillante lucidez, se adentran en ese cuarto que esconde la alarmante precariedad de hacer cine, la despiadada penetración de este oficio en la vida privada y la difícil conciliación entre el ámbito personal y el profesional durante la realización de una película, la lucha de los egos autorales, las dificultades para encontrar una audiencia que dé una salida justa al cine independiente y un buen número de situaciones absurdas que desdibujan el sentido primario o la voluntad inicial de lo que significa hacer cine.
A pesar del óxido que esconde el oficio del cine, Una película sobre parejas no es una película que luche contra el cine. Una película sobre parejas es un ejercicio lúdico que ensalza, a su máxima potencia, el amor a la posibilidad y a la imposibilidad del cine. A través de una compleja elegancia narrativa la película provoca una reflexión, tanto del material fílmico como del proceso fílmico; al mismo tiempo, se ríe de las dificultades de la industria y reafirma las infinitas capacidades del cine como potencia narrativa, como un arte aún por inventarse.
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