Valentina Giraldo se prepara para pensar las películas de la competencia On The Rise, del International Film Festival Mannheim-Heidelberg, intrigante festival de doble ciudad. Tiene adelante 16 películas, entre ellas Destello bravío, de Ainhoa Rodríguez; Blue Moon, de Alina Grigore; Il buco, de Michelangelo Frammartino y Matar a la bestia, de Agustina San Martín. Esperaremos con ansias sus reportes.
Hace poco estuve varias semanas con insomnio. Cuando se duerme mal los ojos arden como si estuvieran llenos de arena. Se bosteza todo el día. Las cosas que pasan parece que en realidad no pasaran y las cosas que no pasan parece que en realidad pasaran. Los ojos indisciplinados cambian sus formas y entonces todo se transforma en opacidades, como en el cine, los cuerpos amorfos iluminados por un circulito, por la luna o por el proyector. La luna podría ser el proyector de una sala de cine. Los estados intermediales del sueño, como el insomnio, parecieran traer consigo la claridad de un umbral suspendido en el tiempo. Nada de lo que veo es verdad y a la vez sí, las luces borrosas me han dejado marcas en el cuerpo. Me repito para entender cada una de mis nuevas formas nacidas y muertas en el mal dormir. Las indisciplinas del ojo excavan en las sombras (in)definidas de las imágenes. No dormir –que es casi parecido a dormir todo el día–, es caminar imágenes cambiantes, como en el cine. Las palpitaciones del tiempo se confunden y la pantalla se vuelve la vida y la vida se vuelve la pantalla. La tierra escupe en los ojos para aliviarlos.
Los ojos irritados de no dormir y a la vez quedarse dormidos en todas partes. Confundir si lo que se ve sucede o lo imaginamos. Este recorrido es una invitación a fabular la desobediencia de la mirada, de los ojos que no pueden quedarse cerrados porque empiezan a arder y de la necesidad de meter las manos en el lagrimal para sacarlas llenas de hilos. Sacarse las tramas de colores incrustadas en las uñas para tejer una cobija, y que esta cobija esté hecha a su vez de palabras que le den un breve alivio a la vocación de bostezarle a un mundo, que de tanto cambiar, a veces se vuelve aburrido. Hay que empapelar paredes con palabras así como la luna las empapela de luz azul. Esta es la introducción a una serie de escritos a través de las películas de la competencia On the Rise del festival internacional de cine de Mannheim-Heidelberg (IFFMH) que serán contadas por medio de un calendario lunar.
Escribir irrealidades liberadoras. Conjurar, en silencio y de noche, el porvenir intuitivo de un cine nocturno. La luz de las películas completa la sombra de un cuerpo menguante.
Romper los lenguajes para darle forma a una gramática crepuscular e insomne que no puede dejar de mirar la luna, será el vehículo deforme hacia la mística vandálica de quienes nos reunimos en las noches a friccionar imágenes y sonidos, a escribir sobre películas y hacer la cobertura de un festival. La escritura nocturna e insomne es un vandalismo que deviene en apertura al futuro colectivo: observamos nuestro reflejo a través de la iridiscencia de la luz y nos hermanamos en sus formas, todo esto, en el contexto intranquilo de un mundo que nos quita hasta las ganas de dormir.
La luna y el proyector se confunden en un mismo umbral: son un ungüento que hace de las heridas acuarios con peces de colores. Casi como si ambas (el cielo y la pantalla) fueran espejos de otras cosas. Espejos de otros cielos o espejos de otras películas. Este calendario se centrará en las 4 etapas generales de un ciclo lunar: luna nueva, cuarto creciente, luna llena y cuarto menguante.
Como una búsqueda de entender las sombras del cine y las del insomnio a la par, el cuerpo escrito de estas películas se emparentará con aquello que se dice, entre opacidades torpes de un conjunto de palabras que esperan ser el reflejo de esos dos espejos (el cine y la noche).
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VANDALISMO INSOMNE: UN CALENDARIO LUNAR AUDIOVISUAL
Valentina Giraldo se prepara para pensar las películas de la competencia On The Rise, del International Film Festival Mannheim-Heidelberg, intrigante festival de doble ciudad. Tiene adelante 16 películas, entre ellas Destello bravío, de Ainhoa Rodríguez; Blue Moon, de Alina Grigore; Il buco, de Michelangelo Frammartino y Matar a la bestia, de Agustina San Martín. Esperaremos con ansias sus reportes.
Hace poco estuve varias semanas con insomnio. Cuando se duerme mal los ojos arden como si estuvieran llenos
de arena. Se bosteza todo el día. Las cosas que pasan parece que en realidad no pasaran y las cosas que no pasan
parece que en realidad pasaran. Los ojos indisciplinados cambian sus formas y entonces todo se transforma en
opacidades, como en el cine, los cuerpos amorfos iluminados por un circulito, por la luna o por el proyector.
La luna podría ser el proyector de una sala de cine. Los estados intermediales del sueño, como el insomnio,
parecieran traer consigo la claridad de un umbral suspendido en el tiempo. Nada de lo que veo es verdad y a la
vez sí, las luces borrosas me han dejado marcas en el cuerpo. Me repito para entender cada una de mis nuevas
formas nacidas y muertas en el mal dormir. Las indisciplinas del ojo excavan en las sombras (in)definidas de las
imágenes. No dormir –que es casi parecido a dormir todo el día–, es caminar imágenes cambiantes, como en el
cine. Las palpitaciones del tiempo se confunden y la pantalla se vuelve la vida y la vida se vuelve la pantalla.
La tierra escupe en los ojos para aliviarlos.
Los ojos irritados de no dormir y a la vez quedarse dormidos en todas partes. Confundir si lo que se ve sucede o lo imaginamos. Este recorrido es una invitación a fabular la desobediencia de la mirada, de los ojos que no pueden quedarse cerrados porque empiezan a arder y de la necesidad de meter las manos en el lagrimal para sacarlas llenas de hilos. Sacarse las tramas de colores incrustadas en las uñas para tejer una cobija, y que esta cobija esté hecha a su vez de palabras que le den un breve alivio a la vocación de bostezarle a un mundo, que de tanto cambiar, a veces se vuelve aburrido. Hay que empapelar paredes con palabras así como la luna las empapela de luz azul. Esta es la introducción a una serie de escritos a través de las películas de la competencia On the Rise del festival internacional de cine de Mannheim-Heidelberg (IFFMH) que serán contadas por medio de un calendario lunar.
Escribir irrealidades liberadoras.
Conjurar, en silencio y de noche, el porvenir intuitivo de un cine nocturno.
La luz de las películas completa la sombra de un cuerpo menguante.
Romper los lenguajes para darle forma a una gramática crepuscular e insomne que no puede dejar de mirar la
luna, será el vehículo deforme hacia la mística vandálica de quienes nos reunimos en las noches a friccionar
imágenes y sonidos, a escribir sobre películas y hacer la cobertura de un festival. La escritura nocturna e
insomne es un vandalismo que deviene en apertura al futuro colectivo: observamos nuestro reflejo a través de la
iridiscencia de la luz y nos hermanamos en sus formas, todo esto, en el contexto intranquilo de un mundo que
nos quita hasta las ganas de dormir.
La luna y el proyector se confunden en un mismo umbral: son un ungüento que hace de las heridas acuarios con
peces de colores. Casi como si ambas (el cielo y la pantalla) fueran espejos de otras cosas. Espejos de otros
cielos o espejos de otras películas. Este calendario se centrará en las 4 etapas generales de un ciclo lunar: luna
nueva, cuarto creciente, luna llena y cuarto menguante.
Como una búsqueda de entender las sombras del cine y las del insomnio a la par, el cuerpo escrito de estas
películas se emparentará con aquello que se dice, entre opacidades torpes de un conjunto de palabras que esperan
ser el reflejo de esos dos espejos (el cine y la noche).
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